domingo, 20 de abril de 2008
Silencio
La larga oscuridad de la noche empieza a apoderarse de mi vigilia. No hay nada mejor que perder la capacidad de dormir para disfrutar del lento pesar de las noches. esta vez el cansancio quiere vencer a la razón, ocupar su lugar en mi cabeza y tomar por una vez el mando de mis decisiones. Pero no hay tregua en el mar de la ingratitud que puebla mi mente. Cada día una nueva borrasca amenaza con sembrar la destrucción a su paso. Ya no me reconozco, no sé ni siquiera quién fui en ese momento dado en que dejé para siempre de ser alguien. mis actos no responden a ningún orden ni concierto y eso desordena mi esquema mental. Puede que sea yo el culpable. Mi único asesino, el peor de los enemigos. O puede que no haya culpa que redimir. Que el destino quiera seguir ejerciendo sus clamorosos designios guiándome hacia un final anunciado de antemano, tan doloroso como efímero. Porque todo es efímero. Todo a mi alrededor se envuelve en un aura de frugalidad temporal, como si yo fuera el único capaz de medir la intensidad de los momentos. De mis momentos. Distintos en todo a los instantes que componen las 24 horas de un lunes, de un martes, de un miércoles...de una vida. ¿Qué es mi vida? ¿Qué quiero que sea? ¿Quiero que sea? Ser, vivir, querer...Todo dicen que se soluciona con la temblorosa redención del amor. Y digo temblorosa porque todo en mi tiembla y se estremece cada vez que algún sentimiento relacionado con esa inmensa locura a la que llaman amor amenaza con aparecer. Creí que había perdido la capacidad de sentir. Es más, creí que había perdido toda capacidad de amar y ser amado. Hasta que llegaste y me revolviste los cimientos de pasividad en que había instalado mi confortable existencia. Te miro y tengo miedo. Me asusta ser feliz. Me aterra la posibilidad de alejarme algún día del eterno sufrimiento. No me lo merezco. Soy culpable. Culpable de un crimen que hace mucho tiempo cometí y de cuyo juicio fui el único testigo. Mi condena es firme y sin posibilidad de redención. ¿Sabrás perdonarme? Yo no he logrado conseguirlo en vida...al menos en ésta. Mi error fue demasiado cruel como para ser puesto en duda. Estaba ebrio de locura y mis actos así lo demostraron. El cadáver aún destila olor a podredumbre. No lo he sacado de mi vida y su perfume de mortandad me acompaña siempre. Así lo he decidido. Y así será.
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