miércoles, 4 de febrero de 2009

¡Mentira!

Me acuso de engaño y soy consciente de la perplejidad que provoca.

No es mi intención dejar caer la decisión de volver sobre mis pasos sin haber retrocedido.

Pero avanzar es cuestión de voluntad y yo no quiero querer. 

Te dije que lo haría, pero ahora te digo que miento. 

Miento como el vulgar aspirante a ser nadie que nunca seré. 

La misma copia imperfecta que empezó acusando al resto de plagio y (nunca) se dio cuenta que ella no era. 

¿Quién es? Tú... tal vez.

Vuelvo a engañarme y te miro. 
Te busco. 
No te siento.
Lo siento. 

Sigo mintiendo.