martes, 22 de abril de 2008

Momento

-¿Quién eres?
-No te conozco. ¿Cómo quieres que conteste a esa pregunta?
- Me conoces, claro que me conoces.
- Entonces, ¿por qué quieres saber quién soy? Si nos conocemos deberías saber a qué me dedico, cuáles son mis aficiones, cuándo es mi cumpleaños, cuál es mi color favorito, qué canción me hace suspirar...
- Lo he olvidado. Todo eso, algún día lo supe, pero ahora soy incapaz de recordarlo. Ahora lo recuerdo claramente, me lo diagnosticaron hace poco. Se llama amnesia selectiva y actúa como un filtro de aquello que no queremos recordar.
- ¿Filtro? ¿Qué filtro? ¿Dónde te han diagnosticado algo tan absurdo? La amnesia no es selectiva y mucho menos electiva. No tiene capacidad de decisión, no puede determinar qué permanece en tu memoria y qué no. Tú eres la única responsable.
- Estaba en una habitación blanca, pequeña, casi vacía y entonces entró un doctor. Llevaba en su mano mi historia y parecía preocupado.
- ¿A qué te refieres? ¿A tu estancia en el hospital? De eso hace un millón de años y ni siquiera tenías una habitación para ti sola. Te recuerdo que hasta que te dieron el alta pasaron por delante de ti, o de lo poco que quedaba de ti, 12 compañeros. Todos te fueron dejando atrás.
- Me miraba fijamente y parecía absorto en sus pensamientos pero, al mismo tiempo, pendiente de los míos. creo que sabía que estaba pasando por mi mente, qué era lo que iba a preguntarle a continuación. ¿Me voy a morir doctor? Debería habérselo preguntado, eso me habría ahorrado muchas equivocaciones.
- Estás completamente loca. Primero quieres que te diga quién soy cuando lo sabes perfectamente y ahora me vienes con el cuento de no sé qué amnesia selectiva y un doctor en una habitación. Creía que sería capaz de darnos otra oportunidad, pero definitivamente está todo perdido, todo muerto.
- Justo eso fue lo que pasó a continuación. Tras mirarme fijamente mis ojos se detuvieron en su rostro impenetrable y se cerraron de pronto, como empujados por una fuerza sobrenatural. Intenté abrirlos pero me resultó imposible. Estaban sellados para siempre y aún así sabía que él permanecía junto a mí, a mí lado y sin ser capaz de tomarme la mano. Supongo que sabría todas las etapas que se irían sucediendo las unas a las otras con parsimoniosa indiferencia y lo dejó estar, estando. Mi respiración se tornaba cada vez más débil y casi no conseguía aspirar para continuar tragando la densa saliva.
- Por favor, para, no me vuelvas a hacer esto. Ya pasé por ello una vez y me juré que nunca más volvería a tolerarte esta enorme sarta de mentiras. Dejaste de tener credibilidad para mí aquel día, dejé de confiar en ti...si es que algún día te he creído capaz de inspirar confianza. Ahora lo veo claro. Eres una egoísta. Todo este tiempo sólo importabas tú y tu pretendida locura.
- Entonces me tomó la mano, justo un segundo antes de perder el cuarto de mis sentidos. El tacto ya no significaba nada para mi y, sin embargo, recordaba sus dedos con una intensidad feroz. La misma con la que me di cuenta de que el silencio más absoluto se había apoderado de la estancia. Era incapaz de sentir en el sentido más literal de la palabra. Privada de los cinco sentidos que aportan equilibrio a nuestro insulso organismo me precipité sobre el suelo.
- Me marcho. ¿Me estás oyendo? Como no pares ahora mismo tu estúpido discurso te dejaré aquí y esta vez será para siempre.
- No sé si fue un golpe fuerte. No me dolió. Tampoco sé si sangré o me hice alguna herida. Es lo bueno de tener incapacidad para sentir: te privas del sufrimiento. Pero a medida que se iban sucediendo los segundos en la habitación blanca, pequeña y casi vacía, también iba perdiendo el juicio. Mi mente se paró y dejé de respirar. Sabía que era el final, mi final, mi elección, sin sentido(s), sin (pre)juicio. Una fría lona negra cubriendo mi cabeza es lo último que elegí recordar.
- Te recuerdo, creo que nos conocimos hace tiempo.
- Tocas el bajo en un grupo, adoras las películas de Moodysson, te apasiona el negro, faltan 12 días para tu cumpleaños y tu canción favorita es "Underhearth".

No hay comentarios: