lunes, 20 de octubre de 2008

Pisadas

Sea como sea sigues haciéndolo. Te he dicho mil veces que no lo pises, pero insistes en seguir su rastro y regodearte en su viscosidad. Es tan fácil como mirar al suelo, fijarte por dónde caminas, pero no hay manera. Dicen que da suerte, pero nunca creí en las supersticiones absurdas e infundadas por absurdos supersticiosos, así que lo tuyo no es cosa de la fortuna sino de la metafísica. La metafísica de lo absurdo, que diría uno, y de los tubos, que diría otra. Pero la tuya, literalmente, es la metafísica de la mierda. Olor que rastreas, cabeza que pierdes, mierda que pisas. Son las tres premisas. Cosa de brujería o simple regla de tres. En tu caso regla de dos: tú y el recuerdo del can. Ante tanto infortunio, sólo me queda un consejo que tiene poco de meta y mucho de físico: cambia tu rumbo...o deja de caminar.